15 de julio de 2012

Sobre siluetas desnudas

Caminé hasta el parque cercano buscando terminar el día con un horizonte vegetal. La baja temperatura me invitaba a volver antes de completar la vuelta pero decidí seguir adelante. Casi vacío de personas y verdor, a esa hora el lugar era poco más que un páramo. Sin motivación miré los árboles carentes de hojas y a través de ellos el cielo plomizo, amenazante de frío y conjuros invernales. Comprendí la tristeza de los augustos troncos que, despojados de follaje, son esqueletos de las esbeltas siluetas que fueron en tiempos cálidos, ya no los buscan para cobijarse bajo su fronda. Me aparté de la senda para contemplarlos y reflexionar. Sus perfiles vacíos de maquillaje me recordaron bellas mujeres desnudas, deseosas de caricias. Dejé reposar mi mano en uno de ellos y luego continué en mi propia búsqueda.