11 de septiembre de 2012

Sembradoras de palabras

Tenían las manos ásperas por tanto recibir aquel polvillo blanco que se desprendía de cada letra que nos regalaban. Desde viejas maderas pintadas de negro me acercaron a historias que de otro modo nunca hubiera conocido ni relatado, quizás ésta apología. En esos años las tenía como "segundas madres" y como tal las respetaba, pero su verdadero esfuerzo no pude valorarlo sino muchos años después, tal vez ahora, habiendo recorrido su mismo camino y reconociendo que sin ellas todo esto no hubiera podido ser.
Así, brevemente, expreso mi admiración y respeto a mis "señoritas maestras".
Feliz día del Maestro!

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