Buscamos respuestas a preguntas que no pudimos responder en nuestra juventud. Cuando creímos tener las respuestas se nos escapó la juventud y la certeza casi no tiene valor. El tiempo que tratamos de mantener vivo ya no está, solo lo hemos vivido. Lo atesoramos en nuestra memoria y debemos dejarlo donde quedó. No somos los mismos, no podríamos volver a pasar los mismos momentos, no serían comparables. Somos otros. La foto me muestra con un brillo en la calva y tal vez en ese momento también sentía algún dolor, pero tambien era feliz por lo que tenía, y tengo, mis afectos y mi memoria. Asumo mi edad como una ofrenda, una oportunidad para nuevos desafíos y la posibilidad de trasladar mis vivencias a los que nos siguen.
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