1 de enero de 2011

2011

Imagino un armario en el cual cada estante alberga objetos preciados que prometen satisfacciones espirituales.
En el primero están todos los libros que he leído y los que desearía leer.
El siguiente con discos de pasta, de vinilo, cassettes, CDs y DVs que son bálsamo para mis oídos agobiados por el ruido urbano.
Un entrepaño más abajo, originales y reproducciones de pinturas que he deseado fueran de mi autoría.
El cuarto escaño con frascos de las más sabrosas conservas elaboradas con las recetas que nuestros ancestros trajeron a las pampas.
El último con una Noblex 7 Mares, vieja compañera desde la adolescencia, que aún desgrana sonidos locales y allende los mares.
Un pequeño cajón a la izquierda, del lado del corazón, con todos los recuerdos que conservo y cada tanto convierto en palabras.
El cajón de la derecha con todos los sueños que aún me atrevo a cumplir.
He deseado este mueble para el año que comienza y los siguientes, para mi propia satisfacción y la de todas las personas sensibles a los pequeños placeres del alma.

Buen año!

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