27 de abril de 2018

Atardecer en el ranchito

Si hubiera otro atardecer igual, quisiera vivirlo. El cielo diáfano y manso finalmente se rindió a la penumbra del sábado que todavía augura nostalgia y placer visual.
Algunos brillos renuentes desde el asador me distraen pero no pierdo el horizonte hacia donde camina el sol, allí hay otros ojos ansiosos que esperan su luz.
El ocaso que invade el patio apenas alumbra las sillas ahora vacantes, hay una copa sin vaciar y la mía llena de palabras faltas de inspiración. Es el otoño que despierta añoranzas.

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