Siento que fue hace un momento que la conocí en el Bar del Hotel Plaza a instancia de familiares de ambos. Siento que mis emociones se quedaron en la tenue luz sobre la estatua y detrás, la difusa figura de la Catedral.
De pronto se agolpan en mi memoria las vivencias: la juventud compartida, el aprendizaje de la vida en común, afrontar los vientos cruzados, las tempestades sin paraguas y el desarraigo buscando mejores horizontes, y su mano.
Su mano que aún acaricia la mía en cada caminata y cada noche.
Su mano que no dudó en compartir esfuerzos y proyectos.
Su mano que aprendió a alimentarnos, a veces con lo justo y otras veces con moderada abundancia.
Son imágenes que recuerdo, que vivo, que quiero seguir viviendo.
Son palabras de agradecimiento a la vida por estos 39 años juntos. Vamos por más!
Gracias Malena por tu alegría y tu inmenso deseo de vivir!
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