Escuchaba
los silencios del atardecer de domingo desde el reducido horizonte de
mi ventana. Ví un cielo que nunca podré pintar por efímero y por mi
falta de talento pero que quizás recuerde. La primavera anterior me
trajo un duende gracioso, agresivo, motivando su violín añejo. Me
dejó melodías que me inspiraban y se cobijó del invierno entre plumas de
colibríes que recojió del patio. El tiempo cálido lo despertó para
seguir su viaje. Su ausencia me dejó sin palabas ni colores para
describir las acuarelas de la vida.
27 de noviembre de 2015
21 de noviembre de 2015
Sábado, descanso y mimar a mis chicas.
El sábado me trae la tregua de escuchar el despertador a las 05:30 hs.
Me permite una lánguida pereza de almohada y sábanas arrugadas después
de la noche, quizás alguna caricia. Luego el ritual de mate amargo y
radio con mi compañera, en cada sorbo recuerdo sus labios que antes
estuvieron allí. Al tiempo de consumir el agua de la segunda pava y con
la infusión en decadencia de sabor planeamos el almuerzo con la habitual
pregunta: "Nos harías algo rico?" Y la habitual respuesta: "Sí querida"
El "freezer" siempre está bien provisto, es cuestión de elegir con que
plato satisfacer a mis chicas. Hoy elegí paella de mariscos.
14 de noviembre de 2015
Acomodando libros
La siesta es una palabra ausente del vocabulario de los jóvenes y
haciendo uso de esa dispensa mi hija me convidó a organizar la
biblioteca de acuerdo a su teoría post-adolescente.
-Papi yo sé que a vos te duele la columna así que yo bajo los libros de los estantes, vos me ayudás a clasificarlos y los vuelvo a acomodar.
Fue imposible negarme a acariciar nuevamente tantas palabras contenidas por tapas amarillentas algunas y soberbias encuadernaciones otras. Por sus manos y las mías pasaron cientos de volúmenes entre escuetas frases.
-Esto qué es? -Novela.
-Y este? -Cuentos.
-Aquél otro? - Filosofía.
-Y ese más grande? -Historia.
-Y por qué tenés tantos libros?
-Puedo leer algunos? -Son todos tuyos hija, cuidalos porque serán mi mejor herencia.
Ya entrada la noche hubimos acabado la tarea. La joven cansada de trajinar la escalera hasta los estantes más altos, yo satisfecho por su inquietud, por haber acariciado nuevamente aquellos amigos silentes y fieles, por recordar cuánto me dieron y me seguirán brindando desde donde esperan nuestras próximas visitas ansiosas de conocimiento.
-Papi yo sé que a vos te duele la columna así que yo bajo los libros de los estantes, vos me ayudás a clasificarlos y los vuelvo a acomodar.
Fue imposible negarme a acariciar nuevamente tantas palabras contenidas por tapas amarillentas algunas y soberbias encuadernaciones otras. Por sus manos y las mías pasaron cientos de volúmenes entre escuetas frases.
-Esto qué es? -Novela.
-Y este? -Cuentos.
-Aquél otro? - Filosofía.
-Y ese más grande? -Historia.
-Y por qué tenés tantos libros?
-Puedo leer algunos? -Son todos tuyos hija, cuidalos porque serán mi mejor herencia.
Ya entrada la noche hubimos acabado la tarea. La joven cansada de trajinar la escalera hasta los estantes más altos, yo satisfecho por su inquietud, por haber acariciado nuevamente aquellos amigos silentes y fieles, por recordar cuánto me dieron y me seguirán brindando desde donde esperan nuestras próximas visitas ansiosas de conocimiento.
1 de noviembre de 2015
Escapada a Atos Pampa
Llegamos a "el ranchito" el 29 pasado con ansias de recorrer caminos, mojar señuelos y descansar un poco. El pronóstico de clima casi nos desanima. El viernes el cielo no estuvo tan cerrado y aprovechamos para bajar al río. Mi amigo de toda la vida de copiloto en la GV, mi ahijado con otro sobrino en una Duster 4x2 con motor 1600 cc. No hubo manera de desalentarlo y se largó detrás nuestro. La bajada es complicada, solo hay una huella casi borrada, con mucha pendiente y poco transitada ya que es un camino interno del campo donde solo entramos nosotros. Nos dividimos del mismo modo que en los vehículos y salimos a desplegar tanza, unos río arriba y los otros a favor del agua. Nos fijamos una hora de regreso que debe cumplirse a cualquier costo, allí no hay señal de ninguna Empresa de celulares por las características del lugar y, en caso de algún problema, alguien debe llegar a los autos y hacer sonar las bocinas a modo de alarma. Afortunadamente no hubo sorpresas y pasado el mediodía emprendimos el retorno con un excelente resultado. Solo quedaba trepar y fue entonces cuando se cumplieron los augurios para la Duster. La tracción normal no era suficiente y las ruedas escarbaban el suelo por girar demasiado. Afortunadamente estábamos adelante con la GV y recurrimos a la eslinga, si bien no la remolcamos le servimos de punto de sujección avanzando metro a metro la dificil pendiente y ayudando con un poco de tracción. Luego comenzó a llover pero ya estábamos cerca del fuego. El barro hasta la ruta no fue problema para ambos. Todo terminó bien salvo el embrague de la Duster y el bolsillo de mis sobrinos que debieron pagar la apuesta, asado con todo para todos que este domingo estamos disfrutando en Córdoba lluviosa.
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