Sin otra urgencia que mi ansiedad terminé de vestirme para el paseo de los sábados por la noche. Antes de salir escuché solícito las recomendaciones de mi madre y como el viejo trabajaba de noche, su complicidad, consentimiento y algún billete que dejaba escondido en nuestro lugar secreto ya estaban conmigo.
La distancia que me separaba del destino propuesto no era dificil de caminar, conocía cada ventana y las formas que los grandes árboles proyectaban en las veredas apenas iluminadas por las lámparas amarillentas de las esquinas. Después de cruzar las vías que mutilaban la simetría del damero urbano, escuché más claramente que las bocinas de la propaladora local reproducían "El extraño de pelo largo". Me detuve un momento tratando de memorizar aquella canción nueva y me percaté que el cartel de la calle Entre Ríos; en la cornisa de la casa de esa esquina; había cambiado la publicidad de "Ginebra Llave cada día una copita" por una renovada en color rojo de los nuevos cigarrillos Jockey Club con filtro. Sentí por primera vez que lo cotidiano no era para siempre, quizás hasta me hubiera peinado diferente aquella noche.
Las esquinas principales sobre la Avenida Alem/Irigoyen se iluminaban a pleno las noches de sábado, Casa Cabezón y Camiserías Rigar's en la intersección con calle Corrientes. Tienda Los Vascos y Casa Baravalle en la encrucijada con calle Buenos Aires. En esta última esquina, esas noches de mayor concurrencia eran propicias para un vendedor de artesanías en papel maché: sombreros, jarrones y estatuas se alineaban a la luz de las vidrieras. Según recuerdo tenían su cuota de arte e inspiración. A veces el orfebre mantenía coloridas charlas con los transeúntes relatando anécdotas de la guerra describiendo detalladamente aviones y navíos. Otras veces narraba historias de los habitantes del centro de la tierra cuya entrada él había encontrado detrás del Club San Lorenzo del barrio Las Playas.
La distancia que me separaba del destino propuesto no era dificil de caminar, conocía cada ventana y las formas que los grandes árboles proyectaban en las veredas apenas iluminadas por las lámparas amarillentas de las esquinas. Después de cruzar las vías que mutilaban la simetría del damero urbano, escuché más claramente que las bocinas de la propaladora local reproducían "El extraño de pelo largo". Me detuve un momento tratando de memorizar aquella canción nueva y me percaté que el cartel de la calle Entre Ríos; en la cornisa de la casa de esa esquina; había cambiado la publicidad de "Ginebra Llave cada día una copita" por una renovada en color rojo de los nuevos cigarrillos Jockey Club con filtro. Sentí por primera vez que lo cotidiano no era para siempre, quizás hasta me hubiera peinado diferente aquella noche.
Las esquinas principales sobre la Avenida Alem/Irigoyen se iluminaban a pleno las noches de sábado, Casa Cabezón y Camiserías Rigar's en la intersección con calle Corrientes. Tienda Los Vascos y Casa Baravalle en la encrucijada con calle Buenos Aires. En esta última esquina, esas noches de mayor concurrencia eran propicias para un vendedor de artesanías en papel maché: sombreros, jarrones y estatuas se alineaban a la luz de las vidrieras. Según recuerdo tenían su cuota de arte e inspiración. A veces el orfebre mantenía coloridas charlas con los transeúntes relatando anécdotas de la guerra describiendo detalladamente aviones y navíos. Otras veces narraba historias de los habitantes del centro de la tierra cuya entrada él había encontrado detrás del Club San Lorenzo del barrio Las Playas.
La gente disfrutaba de mirar vidrieras caminando hasta el cansancio este periplo, "los pudientes" lo recorrían en sus autos o se sentaban en las tradicionales confiterías céntricas a "sacarle el cuero" a los paseantes desde su cómoda ubicación en el Copetín al Paso, La Madrileña o el Bar Americano. La candidez de nuestra juventud no distinguía las diferencias y pasábamos una y otra vez por la misma esquina que a cada vuelta nos parecía diferente solo por cruzarnos con otros rostros.
Otros elegían la oferta de los cines que en aquel tiempo no eran pocos y se concentraban a poca distancia uno de otros. En una misma cuadra de la calle San Martín estaban los cines Premier y Rex, una poco más adelante la calle cambiaba su nombre por General Paz y estaba el cine Monumental. Sobre calle Corrientes el cine Opera y frente al hermoso Hotel Palace el cine Broadway. Del otro lado de las vías, casi frente a la salida de un túnel que pasaba debajo de la estación de trenes estaba el cine Alhambra, una bella sala con decoración morisca, una obra de arte muy depreciada en aquellos tiempos en la estima de los habitantes. Allí disfruté de las aventuras de Dick Tracy, el Mago Fu Manchú, El llanero solitario y otras, todas en formato de series continuadas. Quizás podría pensarse que la oferta de salas era demasiada, pero no fue así. Varios cines ofrecían durante los fines de semana funciones: "Matiné" a las 14:00 hs., "Familiar" a las 17:00 hs y "Noche" a las 21:00 hs. A todas se asistía de rigurosa vestimenta formal.
Sin lugar a ninguna duda esta imagen que mantengo de mediados de los años '60 habrá cambiado como nuestro modo de vida y nosotros mismos. Las ciudades y las personas evolucionamos de manera diferente, las primeras crecen, se embellecen y cada día se vuelven más activas y pujantes. Las personas hacemos el camino opuesto y nos aferramos a los recuerdos que quisiéramos volver a vivir.
Sin lugar a ninguna duda esta imagen que mantengo de mediados de los años '60 habrá cambiado como nuestro modo de vida y nosotros mismos. Las ciudades y las personas evolucionamos de manera diferente, las primeras crecen, se embellecen y cada día se vuelven más activas y pujantes. Las personas hacemos el camino opuesto y nos aferramos a los recuerdos que quisiéramos volver a vivir.
4 comentarios:
qué hermosos recuerdos !!!! saludos. feliz 2013 ! vanina.
Muy lindo recuerdo de aquellos tiempos , falto decir que a la salida de los cines era punto de reunión en las Pizzerias de Anton o de los Hnos. Cena y las tardes de los fines de semana ir a tomar chopp con salchichas en lo Palevich.....
Cuantos hermosos recuerdos gracias por hacernos Felices a los que estamoz ta lejoz
Recuerdo la pizzería Antón....por Entre Ríos y San Martín...
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