22 de abril de 2012

El duende entró a la casa

Estas tardes de otoño el sol cambia su amor por nuestras tierras, ya no es el amigo que se deslizaba con desgano rasgando el cielo de un horizonte que nunca conoceré, ahora está apurado por seducir destinos lejanos y nos deja una noche presurosa de depresión dominguera. La ventana estuvo abierta todo el día porque disfruto los aromas que el viento arrastra desde el patio. Cipreses, molles y cedros son generosos con las fragancias que perfuman la casa pero; ya de noche; no escucho al duende improvisando melodías con el silencio nocturno ni acuñando sonidos con las hojas coloridas del atardecer, quizás por el frío prefirió acompañar mi merienda tardía. Hoy el duende entró a la casa.

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