
19 de diciembre de 2015
Renovando la huerta

27 de noviembre de 2015
Recordando al duende.


21 de noviembre de 2015
Sábado, descanso y mimar a mis chicas.

14 de noviembre de 2015
Acomodando libros

-Papi yo sé que a vos te duele la columna así que yo bajo los libros de los estantes, vos me ayudás a clasificarlos y los vuelvo a acomodar.
Fue imposible negarme a acariciar nuevamente tantas palabras contenidas por tapas amarillentas algunas y soberbias encuadernaciones otras. Por sus manos y las mías pasaron cientos de volúmenes entre escuetas frases.
-Esto qué es? -Novela.
-Y este? -Cuentos.
-Aquél otro? - Filosofía.
-Y ese más grande? -Historia.
-Y por qué tenés tantos libros?
-Puedo leer algunos? -Son todos tuyos hija, cuidalos porque serán mi mejor herencia.
Ya entrada la noche hubimos acabado la tarea. La joven cansada de trajinar la escalera hasta los estantes más altos, yo satisfecho por su inquietud, por haber acariciado nuevamente aquellos amigos silentes y fieles, por recordar cuánto me dieron y me seguirán brindando desde donde esperan nuestras próximas visitas ansiosas de conocimiento.
1 de noviembre de 2015
Escapada a Atos Pampa


26 de septiembre de 2015
Atardecer en el campo


25 de septiembre de 2015
Necesidad de primavera y campo.


26 de julio de 2015
Las siestas de verano

Estas evocaciones vienen a mi memoria en la siesta de un domingo con viento norte, el escaso paisaje de mi ventana con árboles deshojados y una imagen que alguien publicó en Facebook.
30 de junio de 2015
Mear con pantalones joggings
Aceptado el regalo aún en contra de mis principios de pantalones con botamanga me los calzo. Pasada la recepción a las primeras visitas y con dos vasos de cerveza en la vegija los deseos de orinar eran incontenibles, los putos pantalones no tienen bragueta! Si los bajo hasta las rodillas, incluídos los boxer, los salpico. Tengo que elegir entre mojar esta ropa nueva o mantener una presencia digna y seca, me bajo los joggings y me siento en el inodoro para mear. Conclusión: para los hombres orinar sentado no es de afeminados sino hacerlo en defensa propia.
13 de junio de 2015
Arboles de la infancia
Las calles donde transcurrió mi infancia no tenían el toque de progreso que llegó muchos años después con el pavimento. Eran naturales con la tierra del lugar, veredas altas, escalones y caños para ayudar al desague pluvial. Estaba cerca del río que me era tan familiar como la escuela. En mis andanzas de siesta buscaba lugares donde consumir las largas tardes de verano o remontar barriletes en agosto. La Plaza General Belgrano se convirtió en el sitio ideal: poco transitada, árboles añejos y la cercanía al Club Almagro que nos dió tanto en vocación deportiva, el vecino señor Pidoux y el señor Balma eran nuestros ídolos. Varios de mis compañeros de primaria residían en la zona y me sentía como "local". El sector próximo a la costanera tenía unos cipreces con mucho desarrollo en altura, en su parte más alta decidí dejar algunos "tesoros" después de una dificultosa trepada: un tarro con canicas de vidrio y "figuritas dificiles" de aquel albúm que nunca pude llenar. Sobre la calle Mariano Moreno prosperaba un inmenso algarrobo del que se decía que desde su máxima altura se podía contemplar toda la ciudad a condición de salvarse de las enormes arañas que protegían aquel mirador. No pude contenerme al desafío hasta que al fin llegué hasta esa altura.
Mis tesoros habrán sido arrasados por el progreso, el mirador ya no estará disponible para los niños de la zona pero la luz de conocimientos del Colegio Nacional reemplazan aquellas odiseas.
Mis tesoros habrán sido arrasados por el progreso, el mirador ya no estará disponible para los niños de la zona pero la luz de conocimientos del Colegio Nacional reemplazan aquellas odiseas.
1 de mayo de 2015
En el día del trabajo

4 de abril de 2015
Escapada de Semana Santa




27 de marzo de 2015
Conclusiones
15 de marzo de 2015
Ansiedad, bruma


Nos confinó a estar bajo techo pero no pudo evitar que el encierro se convirtiera en posibilidad de reunión de nuestra pequeña familia, que se establecieran conversaciones postergadas, juegos de mesa que no recordábamos, algún bocado inspirado en el gris y frío día y adecuados líquidos para trasegar.
Hasta que llegó la niebla que oculta horizontes, desdibuja las cosas cercanas y nos cubre de un manto de irrealidad. El atardecer brumoso se llenó de encantos trastocando formas conocidas en posibilidad de nuevas descripciones, aturdiendo mi imaginación, provocando una inspiración cautiva del momento. Solo pude atrapar imágenes sin dejar palabras que dibujaran aquellas sensaciones.
Finalmente el barro para salir, pero la 4x4 es solvente.
22 de febrero de 2015
Mi mano izquierda
Esta es mi mano izquierda, la imagen quedó registrada por casualidad luego del meteoro del 15 de febrero mientras mi hija intentaba iluminar el atardecer con su celular. Un palo secador y un trapo de piso son testigos.
Pude verla días después antes de que la borrara y la rescaté para mi propio escarnio. Quizás antes no la hube visto tan nítida, con tantas marcas del paso del tiempo, tan real.
No es mi mano habil, es la que acompaña los movimientos de la otra: la que sabe hacer las cosas, pero tiene méritos propios. Es la que recibe las heridas de una herramienta mal usada por la diestra, es la que soporta silente los esfuerzos que la mano derecha realiza. Es la que completa un abrazo, la que ofrece las caricias mas desinteresadas, la que no espera reconocimiento, la que no da el apretón en el saludo, la que lleva una pequeña cinta de oro para recordar el amor que tengo por mi compañera.
La ví y me motivó, esa piel curtida registra mi paso por la vida, cada pliegue tiene una historia y la herencia de mi origen. Quizás yo sea mi mano izquierda.
Pude verla días después antes de que la borrara y la rescaté para mi propio escarnio. Quizás antes no la hube visto tan nítida, con tantas marcas del paso del tiempo, tan real.
No es mi mano habil, es la que acompaña los movimientos de la otra: la que sabe hacer las cosas, pero tiene méritos propios. Es la que recibe las heridas de una herramienta mal usada por la diestra, es la que soporta silente los esfuerzos que la mano derecha realiza. Es la que completa un abrazo, la que ofrece las caricias mas desinteresadas, la que no espera reconocimiento, la que no da el apretón en el saludo, la que lleva una pequeña cinta de oro para recordar el amor que tengo por mi compañera.
La ví y me motivó, esa piel curtida registra mi paso por la vida, cada pliegue tiene una historia y la herencia de mi origen. Quizás yo sea mi mano izquierda.
18 de febrero de 2015
29 de enero de 2015
Sigo hurgando en el baúl de los recuerdos, entre cada foto salta un
duende escondido que me relata historias casi olvidadas de la juventud.
Cuando quiero preguntarle se esconde y desgrana melodías con un violín
lleno de respuestas. Salta desde la reja hasta un nido de horneros que
acompañan sus acordes, los colibríes no lo aceptan pero ensayan sonidos.
Cierro la caja de fotos, entorno mis ojos tratando de regresar las
imágenes de aquella bella juventud pero el duende me reclama con sus
armonías que no supe escucharlo en aquellas fotos y ahora es tarde, el
duende y yo somos viejos.
8 de enero de 2015
Atardecer en Atos Pampa


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